MIOPÍA Y DEFECTOS REFRACTIVOS

El ojo humano es un sistema óptico creado para enfocar todo lo que estamos viendo de forma nítida sobre la retina, y así pueda ser transmitido al cerebro e interpretado para conseguir lo que entendemos como visión. Si hay alguna alteración en las diferentes estructuras que forman el ojo no se formará una imagen nítida sobre la retina, y entonces hablamos de defectos refractivos, que pueden ser de diferentes tipos.

Se trata de una enfermedad degenerativa que tiene varios estadios según la deformidad de la córnea. La aparición de los primeros síntomas es variable, pero se asocia una evolución más rápida en los casos en los que aparece la enfermedad durante la adolescencia o la juventud.

Es un defecto refractivo que provoca visión borrosa en distancias lejanas. Para corregirla y poder ver nítidamente tenemos diferentes opciones como el uso de gafas, lentes de contacto e incluso la cirugía para eliminar la graduación.

El proceso de desarrollo del ojo empieza en el momento de la gestación y llega a su fin sobre los 21 años aproximadamente. Sobre esa edad se considera que la graduación se estabiliza y ya no sufrirá cambios importantes. Debido al estilo de vida actual, en el que la lectura y el uso de la tecnología (tablet, ordenador, smartphone…) es fundamental para el aprendizaje y el entretenimiento, el tiempo que pasamos realizando actividades a corta distancia y con iluminación artificial ha aumentado considerablemente, y esto, parece ser, contribuye al aumento de la miopía. Otro factor claro y determinante es el carácter hereditario de la miopía, que hace que la probabilidad de padecer miopía aumente exponencialmente si los progenitores son miopes, más aún cuando tienen un grado alto de miopía.

Instituciones de prestigio a nivel mundial, como el Brien Holden Vision Institute, cifran el número de miopes actual en un 34% de la población mundial, y prevén que en 2050 este porcentaje se eleve hasta el 50%.

El aumento de la población miope es preocupante por las implicaciones a nivel de enfermedades oculares que van asociadas con la miopía y el riesgo para la visión que conllevan.

  Catarata Glaucoma Desprendimiento de retina
Miopía ∼ 1D x2 x2 x3
Miopía ∼ 6D x5 x14 x22
Miopía ∼ 1D Miopía ∼ 6D
Catarata x2 x5
Glaucoma x2 x14
Desprendimiento de retina x3 x22

Como prevención, en la edad adulta, se debe acudir a una revisión oftalmológica de forma periódica para detectar si aparecen alteraciones y poderlas tratar de forma rápida para preservar la visión lo máximo posible.

En edad infantil tenemos la posibilidad, además de seguir revisiones periódicas, de frenar el aumento de la miopía. Para ello disponemos de tratamientos especializados con lentes de contacto y con fármacos, que han sido diseñados para ralentizar el aumento de la graduación durante la época de crecimiento de los niños y jóvenes. La actuación a esta edad temprana es muy importante ya que cada dioptría que podamos evitar se traduce en un riesgo menor de sufrir alguna enfermedad asociada a la miopía.

Miopía

Es un defecto refractivo por el cual las imágenes recibidas por el ojo son enfocadas detrás de la retina y no en ésta, provocando que veamos borroso en visión cercana, y según el grado, también en visión lejana. Se corrige mediante el uso de gafas graduadas, lentes de contacto y en ocasiones con cirugía refractiva.

Hipermetropía

Es un defecto refractivo provocado por una refracción diferente entre los dos ejes corneales principales, lo cual implica que no se acabe de enfocar bien las imágenes recibidas por el ojo.  Puede estar combinado con la miopía o la hipermetropía y se corrige mediante el uso de gafas graduadas, lentes de contacto y, según la magnitud, con cirugía refractiva.

Astigmatismo

Es la pérdida de potencia de enfoque del ojo a partir de los 40 – 45 años, lo cual provoca que las imágenes en visión cercana sean borrosas. Se manifiesta de forma progresiva , directamente relacionada con la edad y se puede corregir mediante el uso de gafas graduadas, lentes de contacto multifocales y cirugía refractiva.

Presbicia

Aparece cuando hay una reducción de agudeza visual en un ojo, o más raramente, en ambos ojos. El origen es un desarrollo insuficiente del canal ojo – cerebro, que impide que la información visual sea interpretada correctamente. La forma más común es por causas refractivas (miopía, hipermetropía o astigmatismo), normalmente unilateral, que provoca una menor agudeza visual de ese ojo y por tanto el cerebro omite la información que recibe de ese ojo, con el consiguiente déficit de desarrollo. Otras formas pueden ser por oclusión externa del ojo o por enfermedades que afecten a la transparencia de los medios oculares y/o su capacidad visual.

El tratamiento consiste en la corrección del defecto refractivo si lo hay y de la oclusión controlada de los ojos, permitiendo el desarrollo de las vías neuronales del ojo afectado. A partir de los 8 años de edad se va reduciendo considerablemente la eficacia del tratamiento.

Ambliopía

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